La derecha: orquestadora de la frustrada marcha Generación Z
Lo que vimos el sábado fue una movilización orquestada, manipulada y pagada por el ala más radical y conservadora de la ultraderecha nacional e internacional, con miras a tratar de recuperar los privilegios que perdió ante la transformación inédita que vive el país.
Esta vez no se conformaron con plagiar un movimiento juvenil legítimo —la llamada Generación Z, unificadora en otros países de las causas de millas de jóvenes nacidos entre 1997 y 2013—; ahora recurrieron a la violencia para generar una falsa percepción de caos e ingobernabilidad.
La movilización se dividió en dos etapas. La primera partió del Ángel de la Independencia con las mismas huestes, contingentes y chavarrucos de la Marea rosa (más rucos que chavos), acompañados de los impresentables prianistas de siempre: Fernando Belaunzarán, Acosta Naranjo, Álvarez Icaza, entre otros voceros y militantes del PRIAN y exmilitantes del extinto PRD.
Entre los convocantes estaban los saqueadores prianistas Vicente Fox, Claudio X. González, Lilly Téllez y el mayor deudor de impuestos del país, Ricardo Salinas: una “pléyade de distinguidos mexicanos” que, por su edad, condición social privilegiada, sensibilidad e inclinación ideológica proyanqui, nada tienen que ver con la Generación Z.
Lanzaron consignas como “fuera Morena” y “revocación de mandato”, un ejercicio democrático que, hay que recordárselos, fue incluido en la ley gracias al dirigente moral de la 4T y al que nadie se opone.
La segunda parte de la marcha fue una estrategia perversa de la ultraderecha, que suplantó a los jóvenes de la Generación Z con un grupo de delincuentes embozados, equipados con mazos, barras de hierro, cortadoras de metal, esmeriles, cuerdas y petardos, quienes se arremetieron enardecidos contra las vallas metálicas que protegían el Palacio Nacional para derribarlas y provocar a la policía.
Querían que su foto diera la vuelta al mundo con la ayuda de la prensa conservadora, y buscaban que las fuerzas del orden reaccionaran con la misma vehemencia para acusarlas de represión.
Lo que realmente querían era provocar muertes, porque eso les habría servido como coartada perfecta para justificar una acción intervencionista.
El saldo preliminar, dado a conocer por la Secretaría de Gobierno y la Secretaría de Seguridad Ciudadana capitalina, fue de un centenar de policías lesionados, 20 detenidos, otra veintena de remitidos por faltas administrativas y carpetas de investigación iniciadas por la presunta comisión de diversos delitos.
La policía no portaba armas; solo llevaba el equipo de protección personal que consta de escudo, casco, rodilleras y coderas, así como extintores para evitar riesgos a la seguridad de las y los manifestantes.
La mañanera del jueves pasado detalló que la derecha gastó más de 90 mdp en la operación digital para hacerse pasar por el movimiento apartidista Generación Z México y convocar a la movilización, pero ni así lograron nutrirla más que las anteriores, ni en la CDMX ni en otras plazas del país.
No desestimamos la participación de algunos manifestantes que salieron a las calles a exigir demandas legítimas, como fortalecer el combate a la inseguridad o señalar las contradicciones que guarda todo movimiento político.
Cuando es honesta y fundamentada, la crítica nos enriquece a todos y especialmente al país, sobre todo cuando un gobierno escucha a la gente, como el de Claudia Sheinbaum.
Lo que no se puede exigir es que se acabe la violencia con el uso desmedido de la fuerza y mediante actos vandálicos que ponen en riesgo la integridad de la gente.
Eso se llama incongruencia, irresponsabilidad y deshonestidad.
Pero así es la ultraderecha de ayer y la de hoy: un peligro para México y para el mundo.
POR VÍCTOR HUGO ROMO DE VIVAR GUERRA
DIPUTADO DE MORENA EN EL CONGRESO CDMX
@VROMOG
CAMARADA
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