Claudia Sheinbaum: Heredera del espíritu revolucionario
En cada aniversario de la Revolución Mexicana volvemos la mirada a los hombres y mujeres que, con profunda convicción, dieron un vuelco a la historia del país. Aquella generación de valientes no solo luchó por la justicia social, sino que sembró en el corazón de México la idea de que el cambio verdadero es posible cuando existe voluntad, visión, coraje y el respaldo del pueblo.
Hoy, más de un siglo después, ese mismo espíritu se refleja en los nuevos liderazgos que encabezan la transformación nacional, por supuesto destacando con fuerza propia, la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, la primera mujer en ser elegida para la más alta investidura del servicio público.
Su historia no nació en los reflectores de la política, sino en los pasillos y aulas de la UNAM, donde se formó como científica comprometida, alumna destacada y defensora activa de las causas sociales.
Fue ahí, en el ambiente crítico y profundamente humanista de la vida universitaria, donde Sheinbaum aprendió que la academia, la investigación y la justicia social no tienen por qué ser caminos separados. Desde joven participó en los movimientos estudiantiles que buscaban democratizar la toma de decisiones y fortalecer los derechos universitarios. Ese origen, marcado por la reflexión y la acción, es sin duda una de las semillas de su liderazgo actual, además de su visión como mujer y como científica.
Al igual que las mujeres revolucionarias que abrieron brecha en un México profundamente desigual, como Carmen Serdán o Hermila Galindo, así como las que anónimamente apoyaron desde sus trincheras al movimiento, Claudia Sheinbaum ha sabido combinar valentía, inteligencia y sensibilidad social.
Su llegada a la Presidencia no es solamente un logro histórico para la representación de las mujeres; es la reafirmación de que la lucha por un México más justo continúa bajo nuevas formas y con nuevos retos.
Hoy, la Presidenta impulsa el proyecto del humanismo mexicano que coloca al pueblo en el centro, que prioriza la igualdad, la seguridad, el bienestar y la prosperidad compartida, entendiendo que la transformación no se decreta: se construye todos los días.
A poco más de un año de haber asumido la presidencia, esta mujer que tiene la responsabilidad de tomar decisiones que atañen a todo el país, ha mostrado los resultados que respaldan sus acciones en la revolución de las conciencias y en la transformación contemporánea.
En este 115 aniversario de la Revolución Mexicana, honrar a quienes nos precedieron implica también reconocer a quienes hoy encarnan el mismo impulso de cambio.
Claudia Sheinbaum Pardo es, sin duda, una mujer revolucionaria y líder de nuestro tiempo, con las riendas del país bien tomadas y una esperanza para un México transformado.
POR CLARA LUZ FLORES CARRALES
TITULAR DE LA UNIDAD DE ASUNTOS RELIGIOSOS, PREVENCIÓN Y RECONSTRUCCIÓN DEL TEJIDO SOCIAL DE LA SECRETARÍA DE GOBERNACIÓN
CAMARADA



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