Razones de la Revocación de Mandato

Razones de la Revocación de Mandato

México vive el peor momento político de la joven gestión de sheinbaumcon una crisis de gobernabilidad en el punto de ebullición. Existen revueltas sociales y criminales en todo el territorio nacional. La violencia recrudece y la incapacidad del gobierno federal para controlar la situación y ofrecer paz y tranquilidad es constatada por la ciudadanía todos los días.

Es justamente en ese contexto nacional cuando el gobierno plantea la “necesidad” de juntar la votación de la Revocación de Mandato (RM) con la elección intermedia. Parece ser una reacción instintiva de temor del gobierno, pensando que las próximas elecciones intermedias podrían implicar un cuestionamiento a la legitimidad de la propia presidenta, anticipando la posibilidad de un resultado negativo para el oficialismo.

Por ese miedo a un descalabro electoral mayor es que se quiere juntar las diversas elecciones para elevar la votación de la eventual RM. sheinbaum se siente insegura ante la coyuntura de la continua crisis de análisis de los factores de gobernabilidad en el país.

El miedo a la RM es producto de los malos resultados de los plebiscitos anteriores que ha organizado el gobierno: la primera RM tuvo una participación del 18% del padrón electoral, mientras la votación al Poder Judicial alcanzó un deprimente e ilegítimo 13% de participación.

tema sheinbaum que le irá incluso peor que los ejercicios anteriores en su propia elección de RM. Algo peor que el 13% reflejaría una crisis de legitimidad de su gobierno, y de su propia gestión.

Todos los plebiscitos tienen una intencionalidad política explícita. La idea de elegir por voto popular a los miembros del Poder Judicial la tomó López Obrador de la experiencia similar en Bolivia de Evo Morales. La idea de la votación de la RM le llegó a AMLO vía Hugo Chávez. Chávez recibió una votación aprobatoria del 60% y utilizó esa victoria como justificación para cambiar la Constitución de Venezuela, aprobando la figura de la reelección indefinida.

En el caso mexicano, el porcentaje necesario para la aprobación del mandato es con la participación del 40% del padrón electoral. AMLO estaba seguro de rebasar esa cifra, lo que le permitiría cambiar la Constitución y alcanzar la reelección. Sacó el 18%, lo que anuló esa intención reeleccionista.

Tuvo que aceptar que la votación de la RM fuera en un año sin empatar con otra elección federal, como las intermedias, para no contaminar la elección intermedia con la figura presidencial. Así se aprobó y la votación de la RM ocurrió en el 2022, no en el 2021. Y por eso hoy está programada, constitucionalmente, para el 2028, para no contaminar la elección intermedia del 2027.

Pero la propuesta de Sheinbaum deliberadamente pretende contaminar la elección del 2027 con su presencia, votando el revocatorio y Judicial al mismo tiempo que las intermedias constitucionales. La idea es influir en los resultados electorales de la elección intermedia con la figura presidencial en la boleta, tratar de salvar la elección judicial con mejores números y, finalmente, inflar los votos de la RM para que no sean tan bajos como los números que recibió López Obrador en su elección similar.

Es más, Sheinbaum quiere poder decir que sus propios números arrojan que su gobierno goza de una mayor popularidad que el gobierno de López Obrador.

Lo relevante es que el cambio radical de los propósitos y términos de la elección del 2027 se debe a que no pasa desapercibido que hay una progresiva pérdida de gobernabilidad de este gobierno.

El asesinato de Carlos Manzo es un hito en la cadena de asesinatos políticos que enlutan a México. En muchos casos, esos asesinatos ocurrieron sin que la víctima tuviera protección municipal, estatal y mucho menos federal. Pero resulta que Manzo supuestamente tenía protección municipal, estatal y federal. No sólo eso. Esas fuerzas estaban esencialmente presentes en la plaza donde fue abatido.

Este hecho genera sospechas de todo índole, comenzando por la sospecha de que el gobierno, o un sector de él, en realidad no quería que Manzo siguiera vivo. Los criminales definitivamente querían acabar con él. Junto con la violencia en múltiples estados de la República, la Ciudad de México incluida, la ciudadanía solo puede concluir que el gobierno no puede garantizar la vida y propiedad de los habitantes del país. La violencia está fuera del control gubernamental.

Junto con ello, la economía real ha entrado en recesión, junto con un incremento de precios en productos necesarios para la población. Los datos hablan de una economía estancada, pero bajo control. Pero eso qué le sirve día con día a la ciudadanía cuando se confirma que el costo de la despensa indispensable para vivir ha crecido y la escasez de bienes y servicios empieza a afectar la vida cotidiana de las familias mexicanas. Toda la propaganda del mundo no puede ocultar esos hechos.

Los paros, huelgas y sabotajes a la producción no van a disminuir. Van a crecer en número, en demandas y en virulencia conforme pasa el tiempo. Las revueltas sociales así suceden, históricamente. No son abruptos e inesperados. Las revueltas sociales son como los volcanes en formación. Van tomando forma y sentido a través del tiempo.

Los conflictos sociales empiezan por sectores sociales o económicos, hasta que cada uno de ellos se convence de que se necesita en sí para mover un gobierno que no quiere o no puede atender sus demandas. Son movimientos que tienen el potencial de alterar el rumbo elegido por un gobierno, obligándolo a que cambie incluso de ideología.

Los movimientos urbanos son así. Las universidades públicas en todo el país están en una situación de efervescencia. La gran sorpresa de las protestas del 2 de octubre de este año es el hecho de la magnitud, el número de integrantes y la ferocidad del llamado Bloque Negro. Pasaron de ser 30 jóvenes a tener más de 300 integrantes.

Mañana serán 3000, entre universitarios Icels y chavos-banda juntándose para reventar al “sistema”, para saquear tiendas y para agredir a las mujeres. Sus demandas parten de que no sienten tener futuro alguno en el arreglo social actual. Para ellos las tarjetitas del gobierno son una burla y un objeto de desprecio. Son una fuerza dispuesta a la revuelta social y, a futuro, la materia prima de una revolución. O, incluso, un movimiento fascista.

El campo es parte de una etapa de disolución de los lazos de relación tradicionales entre los productores del campo y el oficialismo. Un gobierno en quiebra técnica no tiene muchas posibilidades de desactivar el conflicto que se suscita cuando entra en juego los precios de garantía. Este modelo de ingresos garantizados exige mucho dinero, y el gobierno actual simplemente no tiene ese dinero disponible. Mucho menos si se considera que la recaudación fiscal disminuye en tiempos receptivos.

Aunado a todo lo anterior, las presiones desde Washington derivadas de la decisión de Trump de declarar al narcotráfico como un fenómeno terrorista, y las presiones económicas constantes también han generado tensiones en el gabinete de Sheinbaum. Esas tensiones derivan el efecto al interior de Morena, generando corrientes a favor y en contra de la gestión presidencial.

Ante la creciente crisis de gobernabilidad, la respuesta del gobierno ha sido promover la centralización de todo el poder. La consigna es: todo el poder al Estado y que no queda un resquicio de autonomía a la sociedad. Bajo este razonamiento, la única manera de evitar que zozobre el sistema político es asegurando el control total de la sociedad. Por eso existe el concepto de totalitarismo.

La idea es el control sobre la totalidad. Que no existen arrebatos individuales, ni iniciativas no aprobadas o controladas por el Estado ni movimientos al margen de los instrumentos de control social del Estado. En esta lógica se inserta la pretensión de Sheinbaum y gobierno de promover una jornada electoral mecánica, viciada y controlada en 2027 que busca forzar una mayoría de votos para Morena en diputados, Poder Judicial y RM. Lo hacen así porque temen el poder social disruptivo que puede ser consecuencia de su pérdida de gobernabilidad.

El temor llega incluso a López Obrador. Planea una “gira nacional” para presentar su nuevo libro. Lo hace antes de las elecciones del 2027 para imponer su criterio en la selección morenista de candidaturas. Esto significa que AMLO será un actor directo en la elección del 2027. Lo que no está claro es si entra al proceso político-electoral con un proyecto político propio, o con uno que comparte con Sheinbaum.

Por lo pronto, Sheinbaum quiere afianzar su posición en el poder, al incluirse en la boleta del 2027. Tampoco está claro si esa autopromoción es con la anuencia de AMLO o si es reflejo de un posicionamiento propio, para poder decir que recibió más votos que AMLO en la RM. Y, así, liberarse un poco de la tutela amloista.

Por lo pronto, la propuesta de incluir la RM en las boletas electorales en 2027 tiene su origen en la debilidad política de la Presidenta, el temor de Palacio Nacional a la creciente ingobernabilidad del país, la presencia oscura pero activa de AMLO en la vida nacional, la sombra de las presiones de Trump y las pugnas internas en Morena.

POR RICARDO PASCOE

COLABORADORA
ricardopascoe@hotmail.com
@rpascoep

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